Colegio Abraham Lincoln

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miércoles, 4 de marzo de 2015

Boletín de Calificaciones

En el mensaje de la escuela virtual de padres del día de hoy, invitamos a que la reflexión y conclusión sea realizada por cada uno, por medio de la siguiente lectura que nos compartió un padre de familia.

Era miércoles, 8:00 a.m., llegué puntual a la escuela de mi hijo -“No olviden venir a la reunión de mañana, es obligatoria - fue lo que la maestra me había dicho un día antes.

-“¡Pues qué piensa esta maestra! ¿Cree que podemos disponer fácilmente del tiempo a la hora que ella diga? Si supiera lo importante que era la reunión que tenía a las 8:30.

De ella dependía un buen negocio y... ¡tuve que cancelarla!

Ahí estábamos todos, papás y mamás, la maestra empezó puntual, agradeció nuestra presencia y empezó a hablar. No recuerdo qué dijo, mi mente divagaba pensando cómo resolver ese negocio tan importante, ya me imaginaba comprando esa nueva televisión con el dinero que recibiría.

Juan Rodríguez!” -escuché a lo lejos -“¿No está el papá de Juan Rodríguez?”-Dijo la maestra.
“Sí aquí estoy”- contesté pasando al frente a recibir el boletín de mi hijo.

Regresé a mi lugar y me dispuse a verlo. -“¿Para esto vine? ¿Qué es esto?” El boletín estaba lleno de sesentas y setentas. Guardé las calificaciones inmediatamente, escondiéndola para que ninguna persona viera las porquerías de calificaciones que había obtenido mi hijo.

De regreso a casa aumentó más mi coraje a la vez que pensaba:

“Pero ¡si le doy todo! ¡Nada le falta! ¡Ahora sí le va a ir muy mal!” Llegue, entré a la casa, azoté la puerta y grité: -“¡Ven acá Juan!” Juan estaba en el patio y corrió a abrazarme. -“¡Papá!” -“¡Qué papá ni que nada!” Lo retiré de mí, me quité el cinturón y no sé cuántos azotes le di al mismo tiempo que decía lo que pensaba de él. “¡¡¡¡ Y te me vas a tu cuarto!!!”-Terminé.

Juan se fue llorando, su cara estaba roja y su boca temblaba.

Mi esposa no dijo nada, sólo movió la cabeza negativamente y se metió a la cocina.

Cuando me fui a acostar, ya más tranquilo, mi esposa se acercó y entregándome el boletín de calificaciones de Juan, que estaba dentro de mi saco, me dijo:

“Léelo despacio y después toma una decisión...”.

Al leerlo, vi que decía: BOLETÍN DE CALIFICACIONES Calificando a papá:

Por el tiempo que tu papá dedica:

Para jugar contigo: 60
Para enseñarte cosas: 70
En abrazarte y besarte: 60
Para ayudarte en tus tareas: 60
Para ver la televisión contigo: 70
Saliendo de paseo con la familia: 70
A conversar contigo antes de dormir: 60
Para escuchar tus dudas o problemas: 60
En contarte un cuento antes de dormir: 60

Calificación promedio: 63.3

Los hijos habían calificado a sus papás. El mío me había puesto sesentas y setentas (sinceramente creo que me merecía cincuentas o menos) Me levanté y corrí a la recamará de mi hijo, lo abracé y lloré. Me hubiera gustado poder regresar el tiempo... pero eso era imposible. Juanito abrió sus ojos, aún estaban hinchados por las lágrimas, me sonrió, me abrazó y me dijo: -“Te quiero papito" Cerró sus ojos y se durmió.

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